(Buenos Aires)
Como anunciaba
la gacetilla de prensa, la artista francesa Leïla Martial, una "verdadera
acróbata de la voz", llegó al Teatro San Martín para presentar su aclamado
espectáculo Jubilä. En dos funciones en
la Sala Cunill Cabanellas, Martial demostró ser exactamente eso: una
exploradora vocal que transita con audacia los territorios del jazz, la
polifonía pigmea y el canto gutural.
Sola en el
escenario, la artista emprendió un viaje sonoro que es, ante todo, una búsqueda
introspectiva de las múltiples facetas que componen su cuerpo como instrumento.
Nutrida por sus viajes entre pueblos nómadas, fusionó esta impresionante
técnica con el lenguaje del clown, creando una propuesta escénica tan singular
como desafiante.
Y es aquí donde
la obra encuentra su pulso más auténtico. Como bien resume la impresión final:
Una hora de voz
sin límites, clown salvaje y caos liberador. Desconcertante, radical y muy
europeo. Dos funciones que llegaron, brillaron y se fueron dejando la sala en
un silencio intrigado.
Ese "silencio
intrigado" es quizás el mayor testimonio del impacto de Jubilä. No es un
espectáculo que busque la complacencia, sino la conmoción a través de la
autenticidad. La espontaneidad y las confesiones cómicas actuaron como islas de
familiaridad en un mar de experimentación sonora.
Jubilä se define
por su nomadismo artístico. Es una obra que no se queda quieta, que rechaza las
categorías fáciles y que invita al público a un viaje emocional y auditivo sin
mapas preestablecidos. Una apuesta arriesgada y valiente que celebra el sonido
en su estado más puro y primitivo, dejando una huella que perdura mucho después
de que se apagan las luces.
El espectáculo es un adelanto en vivo del nuevo disco de Leila Martial.


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